Estar en estado de “déjame en paz que yo sé lo que no hago”.
Me has vertido el café caliente sobre las medias, me las he
quitado y a partir de ahí ya no sé qué.
Fui la gota que colmó el vaso, pero el vaso se derrama y
queda hueco para más, pero yo ocupo menos espacio.
Me hiciste pequeñita y ahora te quejas de que sea demasiado
grande, y no hay grandezas que por bien no vengan.
Pude ver que ahí fuera las niñas pequeñas desaparecen.
Pude hablar con la niña pequeña del espejo que me dijo que
aún estaba a tiempo. Que en el fondo, nunca es tarde.
Y tú te ríes: “pero qué dices, desde cuando piensas que los
cuentos son realidad.”
Y de repente la certeza.
Dices tú, que el único cuento de tu infancia fue el de la
cigarra y la hormiga y a ti te gustaba más ser cigarra.
Ahí está la realidad.
Yo soy la hormiga que cavó su propia cueva, y también su
propio hogar.
Yo decido ser grandeza. Tu no eres mi pilar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario